Según Wikipedia, la nostalgia se definiría así:
"La nostalgia (del griego clásico νόστος "regreso" y ἄλγος "dolor") describe un anhelo del pasado, a menudo idealizado y poco realista. La nostalgia es referida comúnmente no como una enfermedad ni un campo del estudio, sino como un sentimiento que cualquier persona normal puede tener. La nostalgia se puede asociar a menudo con una memoria cariñosa de niñez, una persona, un cierto juego o un objeto personal estimado".
En lo personal, la defino como una sensación de opresión en el pecho y efecto "ojito Remi" (conocida caricatura en la que el protagonista, que daba nombre a la serie, buscaba a su mamá y sufría tanto, que los ojos y la barbilla le temblaban cuando iba —nuevamente— a llorar). Creo que padezco del "síndrome Remi".
Estoy casada con una persona maravillosa que actúa como medicina de mi "padecimiento", el cual adquirí cuando dejé de vivir en mi país natal, mismo que no pensaba abandonar nunca (lección: "Nunca digas nunca"). Pero este matrimonio me trajo a otras coordenadas y no me arrepiento.
Aunque no dejo de admitir que extraño a mis amigos, a mi familia (sobre todo la alegría de mis sobrinos de 4 y 5 años) y la comida.
¡Ah! Y por supuesto, a mi primo Salvador... un ser muy especial porque su carácter podría definirse como el del baterista de los "Muppets" a quien conocemos como "Animal". Un poco tosco en su forma de ser, pero más bueno que el pan y cariñosísimo con todos (sobre todo con los niños, quienes lo adoraban, ¡qué suertudo!).
Compartíamos signo zodiacal (Géminis) y en un año, a ambos nos cambió la vida por completo: a mí, para casarme con un extranjero y dejar todo atrás; a él, para dejarnos e irse al ¿cielo? ¿un mejor lugar? ¿un concierto de AC/DC en otra dimensión? No lo sé, pero el caso es que estas líneas quiero dedicárselas a él. Chavo: te extrañamos... mucho.
Y mientras escribo ésto, empiezo a sentir los efectos de mi "enfermedad" (oh, sí... el "ojito Remi" se posesiona de mí). Pero lo mágico de todo ésto es que la nostalgia por todo lo que dejamos atrás, lo que echamos de menos en un momento determinado nos hace sentir (que, para mí es VIVIR) y buscar la forma de convertirla en algo productivo y que podamos compartir. ¡Vivan las emociones!